"Largo escote trasero, hasta donde la espalda pierde su santidad" Así lo observa el poeta Burgos. |
En la Segunda Estación del prólogo del libro Cansancios de Orilla, hilvanado por Julio Rafael Silva Sánchez, lo titula "El predominio del juego y los colores" Escribe Silva, "Porque así ha sido siempre José Joaquín Burgos: modesto, sencillo pero profundo, aliado fraterno de todas las causas justas, infaliblemente dispuesto a alegrarnos la vida con la palabra acertada y el gesto solidario. Humilde en el recuerdo de paisajes lejanos, de ciudades distantes, de personajes que hirieron su infancia y cuya silueta gusta recrear con cierto aire luminoso: Quienes son mis hermanos / además de aquel árbol que todavía florece / en la desconocida heredad de mi casa? // Quienes son los dueños del tiempo /de esta ciudad tan mía y tan extraña? En sus páginas se empina el tono poético como un transitar espontáneo del lenguaje que se abre hacia la insinuación reflexiva, el dulce y desgarrado aliento erótico (el cual alcanza por momentos altas temperaturas), la transparencias de objetos, colores y sonidos. Subyace en sus textos una noble y ardorosa ternura a través de la cual el lenguaje es sometido a un persistente y agudo proceso de expresión vehemente, íntima, desbordada. Es una escritura que condensa un acelerado juego de palabras, vocablos inesperados, términos poco usuales, paralelismos fonéticos, asociaciones verbales ardorosas, las cuales revelan las sorprendentes tensiones interiores del poeta, su sensibilidad desenvuelta, sus ensueños, su mordacidad, sus aprensiones, su incertidumbre, su desesperanza y su angustia vital: Circe falda larga negra / bonísima Circe / con una cuchilla abierta hasta la cadera / y largo escote trasero hasta donde la espalda pierde / su santísimo nombre / bastara liberar el minúsculo gafete / para que caiga el traje de la deida / y que quede el cuerpo hermoso expuesto / apenas cubierto con el monte venus / con un minúsculo botón clítoris de rosa..."