La poesía crea clima espiritual, en la que puede crecer el entorno del hombre.

Dos escritores entrelazaron saludos, Julio Rafael Silva Sánchez
y José Manuel Briceño Guerrero.

Julio Rafael Silva Sánchez, quien, cultivo una amistad muy amplia con Briceño Guerrero, invadió el mundo de la reflexión, al expresar ¨Nos gustaría que el fragmento anterior ( del escritor Roland Barthes)  podría servirnos para intentar una aproximación preliminar a la vida y la obra de José Manuel Briceño Guerrero, este singular creador apureño recientemente fallecido que hoy nos convoca y cuya huella permanece adherida al pensamiento, la acción y la pasión de los venezolanos, los latino americanos y los académicos de diversos países del planeta, que conocieron su voz, su vehemencia, su erudición, su impetuoso existir. José Manuel Briceño Guerrero, o Jonuel Brigue (el heterónimo empleado para sus obras de ficción), en un extenso (e intenso) oficio de filósofo, poeta, narrador, filólogo, políglota, educador, ensayista, peregrino y coplero, deslumbró a sus lectores, alumnos y amigos, con mas de treinta obras publicadas, que le merecieron ser reconocidas como el más ilustre de los pensadores venezolanos del último medio siglo. Silva Sánchez, en otro punto de su exposición, al referirse al ¨Pensador de Palmarito¨  recogió las declaraciones que este ofreció al periodista Luis Manuel Pimentel, durante el desarrollo de la Feria Internacional del Libro Venezolano, en el 2009.  Dijo, Briceño Guerrero ¨Yo he encontrado que el mejor camino para conocerse así mismo, para conocer a los demás y al mundo de la poesía, mas que la ciencia, sin despreciar a la ciencia, pero los grandes poetas tienen una intuición tan profunda de las cosas humanas, de la relación hombre  con el mundo no humano, que sería la clave, también el horizonte en el cual puede manifestarse adecuadamente el trabajo científico, el trabajo político, el trabajo económico. Habría una forma de ayuda de todas las demás cosas a partir de la poesía, sin que sea la finalidad de la poesía; la poesía crea ese clima espiritual en el que pueden florecer todas las demás actividades del hombre¨.