En el Nuevo Mundo, lectores quiso Cervantes.
El Editor de ¨La mitad escondida¨ hizo un viraje desde este punto para introducir en el editorial la fuerza intelectual filosófica indiscutible de don Miguel de Cervantes. ¨Un viejo soñador, en una de tantas noches de vigilia engendró de sí mismo a un viejo hidalgo cuya imaginación se había poblado de fantasmas brotados de su propia aldea. El viejo soñador lo pensó, lo escribió, copió su alma de su propia sombra... y lo hecho a vivir a lomos de un rocín y en compañía de un criado campesino, de corazón puro como el de todos los seres humildes y lleno de sabiduría de éstos. El viejo soñador -se sabe porque así lo han demostrado conocedores profundos de la literatura- quiso traerse al viejo medio loco para donde lo que entonces llamaban el Nuevo Mundo, que había sido descubierto apenas unos años antes. Tal vez sea apenas un hermoso cuento, una casualidad llena de fantasía, pero es verdad: don Miguel de Cervantes, quiso, muy seriamente, que fuera América el mundo donde Don Quijote diera los
primeros pasos de sus maravillosas aventuras... Era algo así como si la intuición de Giordano Bruno hubiese despertado otra vez cuando las naves de Colón, desafiando a la eternidad, abrieron esa ventana que fue la hasta entonces desconocida otra mitad de la tierra, para ver, para mirar, por fin el mundo completo; y como si Cervantes hubiese escuchado la lejana voz de Bruno y hubiese respondido con su extraño y maravilloso viejo loco. Aquí, en el Nuevo Mundo, lectores, quiso Cervantes, que el Quijote diera sus primeras andanzas. América, ciertamente, ha sido tierra de libertad, de estudio, de creación literaria universal. Tal vez leamos mal todavía, pero leemos. Y sentimos la alegría de recibir a hermanos cuando nos reunimos en estos encuentros de Filuc para celebrar que leemos para mejor comprender el mundo y para entregarles, a nuestros fraternos visitantes, la flor pura de nuestra poesía, nuestra pasión por la universidad y nuestra fe en un mundo donde los libros sigan siendo, siempre, el pan nuestro de cada día y una ventana siempre abierta, como decía Baudelaire, al infinito... Filuc es una ventana que nos hermana a todos¨. (2/2)
primeros pasos de sus maravillosas aventuras... Era algo así como si la intuición de Giordano Bruno hubiese despertado otra vez cuando las naves de Colón, desafiando a la eternidad, abrieron esa ventana que fue la hasta entonces desconocida otra mitad de la tierra, para ver, para mirar, por fin el mundo completo; y como si Cervantes hubiese escuchado la lejana voz de Bruno y hubiese respondido con su extraño y maravilloso viejo loco. Aquí, en el Nuevo Mundo, lectores, quiso Cervantes, que el Quijote diera sus primeras andanzas. América, ciertamente, ha sido tierra de libertad, de estudio, de creación literaria universal. Tal vez leamos mal todavía, pero leemos. Y sentimos la alegría de recibir a hermanos cuando nos reunimos en estos encuentros de Filuc para celebrar que leemos para mejor comprender el mundo y para entregarles, a nuestros fraternos visitantes, la flor pura de nuestra poesía, nuestra pasión por la universidad y nuestra fe en un mundo donde los libros sigan siendo, siempre, el pan nuestro de cada día y una ventana siempre abierta, como decía Baudelaire, al infinito... Filuc es una ventana que nos hermana a todos¨. (2/2)
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