jueves, noviembre 21, 2013

Luces multicolores anuncian la llegada de la Navidad.

Un mil 200 millones de católicos  en el mundo, disfrutaron los días navideños, cumpliendo una  tradición  enmarcada en los homenajes que recuerdan el  nacimiento del Niño Jesús, y el comienzo de un nuevo año tal como lo registra el Calendario Gregoriano, que tiene vigencia desde el año 1582, cuando lo impuso el Papa Gregorio XIII, para ajustar las fechas de conmemoración religiosa, en todos los países en  los cuales el cristianismo tenía y todavía tiene miles de fieles. La Iglesia Católica, ofrece misas en donde destacan las bondades del Niño Dios.  En el mes de diciembre la preparación de las fiestas se inicia  con una gran movilización popular a los centros comerciales, en donde son vendidos infinidad de equipos, pero la mayoría de los consumidores adquieren ropa y juguetes para toda la familia, considerada esta acción un gesto de felicidad. Los juguetes le son entregados a los niños en homenaje al Niño Jesús. A la vez las familias se reúnen y consumen  platos tradicionales de la época navideña. En los hogares son instalados arboles de pino, decorados con luces que destellan múltiples colores anunciando las fiestas. Millares de personas buscan la forma de estar con sus seres queridos,  u otros familiares, para celebrar estos festejos. 

sábado, noviembre 16, 2013

"Viejos recuerdos, marcan el alma" El poeta Burgos, lucha contra la soledad

 
"Escuche la soledad perfecta,
 de Dios cuando reposa
y piensa". Así  JJ. Burgos,
seduce a sus lectores. Expresa
Silva Sanchez. 
Llegando al cierre de la Segunda Estación del prólogo, del libro Cansancios de Orilla, cuyo contenido tiene enlazado en sus hojas, un significativo resumen de la obra poética de José Joaquín Burgos, siendo la responsabilidad en el prólogo de Julio Rafael Silva Sánchez, que en un estudio minucioso nos explica como el poeta Burgos, adquirió esa grandeza la cual para algunos solo esta reservada a los inmortales de Atenas. Silva Sánchez, nos dice "Algunas veces, el poeta -en su luminosa poesía de presencias- envía mensajes líricos y registros augurales desde todos los predios que va descubriendo. Son dictados de alegría radiante, símbolos luminosos de sus encuentros con el mundo, signados por cierto dolor del recuerdo y la nostalgia, los cuales adquieren en el poema una nueva dimensión tierna e insondables: A veces / por las calles del sueño / encuentro amigos difuntos / y conversan conmigo / para seguir viviendo // Recuerdan historias no siempre ciertas / confunden fechas / rostros / nombres / colores / imposibles perfumes // pero se regocijan / de saber que aún existen / en las palabras con que recordamos / su efímera presencia. Otras, veces, el tema de la soledad asalta al poeta y entonces nuestro aeda, en su madurez de hombre y de creador, agobiado por el peso del tiempo, regresa de sus ágiles cacerías con polvo del cansancio y escoltas sobre sus hombros y siente punzante  dolor del regreso: Andas conmigo, soledad, a cuestas, / como ancla silenciosa / y sin embargo / a veces de pronto me abandonas / me pueblo de recuerdos que regresan / llaman / destrozan las ausencias / hacen oler fragancias / que dormían envueltas en las pieles del olvido / y llegan solamente / para marcar el alma con viejas cicatrices. En las páginas de este tenaz orfebre de la lengua a menudo nos seducen textos que acarician la intensidad de lo simbólico, espacios pletóricos de alusiones, en los cuales la precisión formal esta al servicio del delirio, de la descripción, de la percepción, de la organización del lenguaje que pasa por la literalidad del signo. Nada mas nítido que su sintaxis, nada mas delineado y delimitado que el desarrollo  de sus versos. Tal concisión y elaboración del lenguaje constituye  una verdadera matemática expresiva, que rechaza lo difuso y la vaguedad. Solo el poeta despliega esa matemática, esa inaprehensible lógica formal, como una necesidad interna de la combinatoria verbal misma: Y sin embargo no aceptamos / que tampoco nosotros existimos // Nos nombramos / y nos creemos cuerpos / o palabras / y apenas somos la gota de silencio / que espera por nosotros. Así, en los poemas de José Joaquín Burgos, encontramos mas que una cosmovisión o un cosmosentimiento: el poeta no es una isla, sino un pontífice, un constructor de puentes, marmoraríus, un comunicador: bajo la pluralidad de las cosas que golpean sus sentidos alertas, intuye un orden interno, un regodearse en el goce voluptuoso del tacto y los sonidos, pero su ojo supera su percepción del mundo: Ayer / me bebí el unicornio // me bebí el licor de sus ojos / y comencé a llorar por su ceguera // acaricie su piel indestructible / tan frágil como el sueño // lo vi desvanecerse / en el aroma de su copa // sentí su silencio visceral / en la alta noche  / cuando los recuerdos / hieren la piel del sueño / El unicornio / se hizo luz / finalmente / penumbra soledad / hilo de papagayo / brisa pura /entonces / escuche / la soledad perfecta / de Dios cuando reposa / y piensa..". Y es tan agudo el sentido visual del poeta que, a veces, pueden parecer un miniaturista capaz de esmaltar las alas de las mariposas o los pétalos de las cayenas o de colores el tejido casi inconsútil  de la araña. Tal vez por eso el escritor argentino Enrique Anderson Imbert, en Buenos Aires, en su conocida obra de José Joaquín Burgos (Venezuela 1993), inspirada en forma clásica, se afina a una sensibilidad actual, inclinado sobre su tierra, atento a los reclamos de la vida. Sus palabras apuntan mas allá de los objetos, hacia el silencio donde todo puede disiparse (Anderson Imbert, 1966: 401).

miércoles, noviembre 13, 2013

José Joaquín Burgos critica el pasivismo "Gotas de luz que brillan, escondidas como luciernagas"

"Gotas de luz que brillan,
escondidas como luciérnagas". 
La inquietud por los hechos que tocan la piel, han llevado a José Joaquín Burgos, a desarrollar una serie de artículos, publicados en diferentes medios impresos del país, con la intención de despertar, a muchos, del letargo del conformismo, quienes se inclinan por una vida fácil, dejándose llevar por el despeñadero, en la cresta de las olas.  En la continuación de esta Segunda Estación, el amigo, el discípulo, y poeta Julio Rafael Silva Sánchez, amplia "Es necesario mencionar también sus artículos en El Carabobeño y El Nacional, sus columnas sabatinas (Indocencias) en el Diario Noti Tarde, desde donde nos deslumbra con su erudición infinita y su sencillez distintiva y los editoriales de cada lunes en Tiempo Universitario, vocero de la Universidad de Carabobo, ventana semanal desde la cual el poeta otea el universo académico, la cultura y la existencia cotidiana, en una acritud paralela y compartida con la de su admirado Luis Beltrán Guerrero, quien según Ramón Alirio Contreras (2007): ...supo combinar la critica con la creación, realizando una obra poética lucida y un franco ejercicio del periodismo durante toda su vida. Es decir, que ha dedicado su vida entera al ejercicio de la palabra, tanto la escrita como la empleada en su reconocida virtud de educador (...) Todo logrado de una manera simple, sin mayores entramados discursivos, pero manteniendo su apego a la expresión correcta, al uso impecable del lenguaje (Contreras,2007:8, 26). Nuestro bardo, en un alarde de estilo que dice mucho de su formación académica -o prusiana, como el acostumbra decir (bajo la tutela de Mariano Picón Salas, Pedro Grases, Humberto Díaz Casanueva, Ángel Rosenblat, José Antonio Escalona-Escalona, Luis Beltrán Guerrero, Guillermo Pérez Enciso, Manuel Montañez, Odoardo Crema, Mario Torrealba Lossi, Ignacio Burk... y otras luminarias en el viejo Pedagógico de Caracas)- toma la imagen por el centro, le agarra las vertebras y la sacude hasta que expide toda su riqueza medular: A veces uno se sumerge en las palabras / como en las aguas de un río mágico / por el simple placer de andar buscando / hallazgos, piedras, peces transparentes, / flores, / gotas de luz que brillan / escondidas como luciérnagas, / alguna voz perdida en la memoria / que de pronto estalla en la voz / como una carcajada o como un llanto".

sábado, noviembre 09, 2013

"Los Nietos se beben la luz de la memoria" Sentencio en sus versos JJ. Burgos.

"Los nietos se
beben la luz de la
memoria" La poesía
lo llevo a urgar en
el plano familiar.
"Los nietos se beben la luz de la memoria" El poeta JJ. Burgos descrito por Julio Rafael Silva Sánchez,  realiza enfoques en el entorno de sus dominios familiares "También la familia es una constante en su obra: Licelia, su eterna musa, sus hijos, sus nietos, aparecen envueltos en una poesía entrañable, cálida, evocadora, y nostálgica, plena de densidad, de garra y poder, de briosa crispación, elementos que residen en el profundo albor de la palabra, que trepida y se eleva desde el fondo único de la aventura vital del hombre. Así, su discurso poético va incorporando, en una asombrosa reciprocidad de sentencia metafórica, un mundo extensivo y súbito, una marcha en la que el polvo desplazado por cada uno de sus corceles coincide con lo extenso de la nube que los acoge como imagen: Los nietos se beben la luz de la memoria / Ven arder los cirios de las velaciones / Se inclinan con reverencia ancestral / Ante los retratos / Disfrutan cuando un pariente lejano / O un amigo de los abuelos / Descubre en ellos un lunar / Un gesto / Una manera de reír / Que seguramente es huella de estirpe / Los nietos no lo saben / Pero lo aceptan lo repiten / lo disfrutan...  En toda  la extensa (e intensa) obra de José Joaquín Burgos -no solamente en su poesía, sino en su narrativa, sus ensayos, sus artículos de prensa, sus conferencias, sus editoriales, e, incluso, en su sabia conversación cotidiana, con la cual siempre nos ilustra y nos deslumbra-, el poeta mantiene un tono de sobria dignidad idiomática, un dominio sublime del lenguaje, una mesura siempre proveniente de la autenticidad interior. Así lo observamos en sus obras: Ronda de Luz (poesía, 1956) Los Días Iniciales (poesía, 1963), Guanaré Siempre (poesía, 1974), Por aquí se escuchan las pisadas del tiempo (discurso, 1976), Guanaré  Piedraluz (poesía, 1993), Unicornio (poesía, 1991), Piel de Sueño (poesía, 1996), Coromotanías (poesía, 1992) Torreparque (novela,1998), El Pozo del Arcoiris (narraciones, 1995), Don Juan de los Poderes (novela, 2003), La Ciudad Novelada (relatos, 2006), Las Murallas del Reino (novela,2007)".

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Novios, amante musical