El Cóndor de los Andes,
esconde secretos en las silenciosas y frias, cimas latinas, que remontan los primeros tiempos de la humanidad, dejando en su vuelo historias, que han sido contadas de una generación a otra en el dialecto Quechua. Los indígenas habitantes de estas regiones, no poseían un método de escritura.
El Imperio Inca se desarrolló en esas alturas. Dice una leyenda ´´Escapa, majestuosa ave de los predios del Machu Pichu e invita, en su rasante, al pasar por lo que se conoce hoy como Cordillera de los Andes, frente a las cristalinas aguas del Mar Caribe, al Águila Real,
esplendorosa reina de las cumbres ubicadas al nor-oeste del continente sudamericano. Al continuar avanzando hacia el norte, en el trayecto las dos aves confunden sus cuerpos, con el azul polar y blancas nubes, e inician trascendentales experiencias; guiados en la travesía, por los indios Muiscas, quienes marcaron su paso con señales de humo, en regiones centroamericanas. Al concluir el peregrinaje, bajaron anidando al sur del Lago Okeechobee (Hoy territorio de EEUU) una región habitada en ese entonces por los indios Calusa. Allí se les unió el Águila Calva,
espécimen natural de ese continente¨. De esta forma las tres esperan desde hace centenares de años, para acompañar en su complacencia, a los progenitores del ser que orientará a la humanidad, en su mejor destino. Los dioses no han fijado una fecha posible de conocer a este magnánimo, quien protegido por el dios Sol, afianzará el liderazgo de la posteridad en el Planeta Tierra.
El Imperio Inca se desarrolló en esas alturas. Dice una leyenda ´´Escapa, majestuosa ave de los predios del Machu Pichu e invita, en su rasante, al pasar por lo que se conoce hoy como Cordillera de los Andes, frente a las cristalinas aguas del Mar Caribe, al Águila Real,
esplendorosa reina de las cumbres ubicadas al nor-oeste del continente sudamericano. Al continuar avanzando hacia el norte, en el trayecto las dos aves confunden sus cuerpos, con el azul polar y blancas nubes, e inician trascendentales experiencias; guiados en la travesía, por los indios Muiscas, quienes marcaron su paso con señales de humo, en regiones centroamericanas. Al concluir el peregrinaje, bajaron anidando al sur del Lago Okeechobee (Hoy territorio de EEUU) una región habitada en ese entonces por los indios Calusa. Allí se les unió el Águila Calva,
espécimen natural de ese continente¨. De esta forma las tres esperan desde hace centenares de años, para acompañar en su complacencia, a los progenitores del ser que orientará a la humanidad, en su mejor destino. Los dioses no han fijado una fecha posible de conocer a este magnánimo, quien protegido por el dios Sol, afianzará el liderazgo de la posteridad en el Planeta Tierra.